Sorpresivo apoyo de la Iglesia Católica

e todo hay en la viña del señor, dicen los curitas para ejemplificar que de nada nos debemos sorprender. Este viernes 25 de abril, el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, monseñor Antonio Arregui, ratificó la postura del clero católico sobre los derechos patrimoniales de las parejas homosexuales.

El prelado precisó que la Iglesia, si bien condena la homosexualidad, considera que las parejas estables de homosexuales deben tener deberes y derechos sobre su patrimonio común. El obispo de Riobamba, Víctor Corral, aseguró en una rueda de prensa de la Conferencia en Quito que el apoyo católico se debe a la necesidad de respetar los derechos de las parejas de homosexuales de ambos sexos. La postura del clero coincide con la del presidente Rafael Correa, quien se mostró partidario de los derechos patrimoniales para las parejas gays que llevan tiempo conviviendo juntos.

La declaración se contrapone a la de grupos fundamentalistas evangélicos, que inclusive llegaron a pedir que se nieguen constitucionalmente los derechos de los gays, y de sectores de la izquierda marxista, que sostienen que la homosexualidad es una "perversión burguesa". En su propuesta a la Asamblea, la Iglesia Católica pidió que las uniones de hecho de una pareja "sin que importe su sexo u opción sexual, generará los derechos y obligaciones que reconozca la ley". El obispo Corral llamó a "no escandalizarse" por el pedido de la Iglesia, ya que asegura que los derechos de los homosexuales también deben ser considerados en la Constitución.

La postura de los obispos es, a primera vista, sorprendente. Parecía que ellos estaban detrás de la fundamentalista Rossana Queirolo. Pero no. Más bien se alinean con la postura del presidente Correa. Dice Fernando Savater en alguna de sus obras que la Iglesia es milenaria por su capacidad de adecuarse a los nuevos tiempos. Aún esta Iglesia, encabezada por el tenebroso papa Ratzinger. Es, sin duda, importante la postura de los obispos, pues le quita peso a los argumentos del parroquiano fundamentalismo católico a lo Queirolo, por un lado, y a las hordas de iglesias de galpón del evangelismo homofóbico.

También le quita piso a la izquierda marxista ecuatoriana, educada en las ideas homofóbicas de Mao, Fidel Castro y el Che Guevara, que consideraron siempre al "revolucionario" y al "hombre nuevo" como un buen padre de familia, que le daba hijos a la revolución, y al homosexual como un paria digno del exterminio o la cárcel. Sí, nos sorprende la postura de los curas. Lo que no nos sorprende es la feroz homofobia de la izquierda ecuatoriana, que jamás hará un pronunciamiento de estos. Es sintomático que polemistas de la derecha neoliberal, como Carlos Alberto Montaner y Mario Vargas Llosa, hayan defendido valientemente a los gays, mientras no hay un solo activista de derechos humanos de la izquierda, tal vez con la excepción de la senadora colombiana Piedad Córdova, que se haya jugado por los gays. Y no sorprende: a ellos los conmueven hasta las lágrimas solo las guerrilleras moribundas.


Jorge Corral

Tomado de www.gayecuador.com

sábado, 10 de mayo de 2008